Queridas
familias:
Este mes de Septiembre, ya por tradición, tiene como
objetivo ayudarnos a tomar conciencia de la importancia de la Palabra de Dios, sobre
todo el Evangelio, para nuestra vida cristiana y por ende para nuestra fe.
Tomar conciencia quiere decir en primer lugar asumir
personalmente la decisión de la necesidad de un encuentro con la Palabra y no solo
conformarnos con lo que escuchamos los domingos (si escuchamos). Decía S.
Jerónimo: “desconocer la
Palabra es desconocer a Cristo”. La Palabra de Dios es el
fundamento de la vida cristiana; la fe conceptuada y clarificada parte de la Palabra de Dios. Amar la Palabra es Amar a Cristo.
Nadie puede amar a Jesús si no ama su Palabra (son la misma realidad).
En primer lugar, debemos pensar que la experiencia de
los que están bastante empapados con la Palabra es que ella es siempre actual, porque siempre
tiene algo “nuevo” que decirnos, es rica, no se repite estáticamente. Nunca
tendríamos que decir “¡eso ya lo escuché!”: expresarse así manifiesta no tener
interés en ahondar y tomar en serio a Jesús que nos habla; pues Él se nos
comunica en nuestra situación concreta y personal, la de hoy, no la de ayer.