Queridas
familias:
Es el mes del Espíritu Santo, el mes de la Esperanza , el de la Alegría : ¡celebramos el
día de Pentecostés! A partir de Pentecostés ya nunca más estaremos solos pues
Jesús con su Espíritu cumple su promesa: “no los dejaré solos… yo estaré
siempre con ustedes hasta el fin del mundo”. Está en nosotros descubrirlo,
aceptarlo, responderle y vivirlo.
Estamos viviendo, sin duda, una “primavera” de
la Iglesia : con
nuestro Papa hay mucha emoción, efervescencia. El temor -pues la tentación siempre
está presente- es que todo este entusiasmo se apague y que el árbol nos impida
ver el bosque, esto es, que la “Papamanía” llegue a su fin.
Para que esto no suceda, tenemos que ser
familia, ayudarnos los unos a los otros, dar importancia a lo que realmente es
relevante, porque la salvación y la vida para siempre ya están en nosotros: Cristo nos las consiguió con la Pascua. Se trata de una
realidad que no es fantasiosa, sino que cambia la vida lentamente, que se vive
en la ESPERANZA.