jueves, 4 de octubre de 2012

DESDE ITALIA


DESDE ITALIA

Queridos amigos:
Antes que nada, gracias por el recuerdo y por las oraciones con motivo de mis primeros 40 años de presbiterado y 66 de edad. Estos días fueron de bendición para mí.
Como ya les había dicho, el hecho de regresar a Italia con motivo de estos acontecimientos tiene para mí un gran significado: poder volver a las raíces de mi vida y de mi vocación. La providencia hizo que en el mismo día pudiese celebrar los dos eventos.

El sábado 8 por la mañana fui a un Santuario Mariano aquí cerca. Es un lugar sagrado que tiene un gran significado en mi vida, pues mi madre, que era muy devota del mismo, después de casarse y al no tener hijos, iba allí para pedirle esa gracia a la Virgen. Pocos años después aparecimos los tres hermanos; entonces ella no solo regresó para agradecer sino también para decirle que “las tres gracias” ya eran suficientes… (sobre todo en ese momento de la post-guerra). Así fue. Por esta razón, cada dos años regreso a ese Santuario, pues allí está el origen de mi existencia.


Ese mismo día por la tarde fui a la parroquia donde el obispo de Brescia hace 40 años me ordenó presbítero, para celebrar la Eucaristía de agradecimiento. También aproveché para unir a la celebración los 45 años de matrimonio de mis primos, Rina y Gaetano, ya que el día 9 fue el aniversario; además, ese mismo día, la muchacha que ellos tenían en guarda, Francesca, celebraba el 1º año de su matrimonio. Así que fue una celebración muy significativa: dos vocaciones siempre a servicio de la vida: la espiritual y la humana. Participó mucha gente y fue muy emotiva para todos. Por supuesto que luego los festejos siguieron con los amigos en una cena…

Al día siguiente, el domingo, el párroco de aquí, quiso que celebrase “solemnemente” el aniversario en la Liturgia central, a las 9 de la mañana. Por supuesto que toda esa solemnidad litúrgica me puso un poco nervioso pues no estoy acostumbrado a tanto humo y firuletes litúrgicos, pero como dice S. Pablo hay que hacerse griego con los griegos, hebreo con los hebreos, etc., con el fin de conquistarlos a todos para Cristo; en otras palabras… “que me la tuve que bancar”. Pero todo bien y los que participaron, contentos.

El día 15 celebré un nuevo aniversario de mi bautismo. Otro momento significativo, así como lo recordamos los domingos en Comunidad.

Fueron momentos muy intensos interiormente y el objetivo propuesto se pudo dar. Por supuesto que en estas circunstancias muchas personas estuvieron presentes en mi corazón, entre ellos,  la Comunidad del Espíritu Santo y de San Jorge. Querer o no: no son marginales a mi vida y mi vocación. La realidad es que gran parte de mi vida la viví y la estoy viviendo allí. Con altos y bajos, con animosidad o dificultades, esas es, por ahora, mi realidad. Por eso no podían estar al margen, siempre estuvieron presentes.

Así que gracias por el recuerdo, el afecto y los montones de augurios.
Un recuerdo cariñoso de parte de mis primos.
            Al comienzo de mi estadía aquí me tomé unos días de “cierto descanso” en la montaña (con algún pequeño accidente ya resuelto) pues aquí abajo (200 mt. s.m) hacía un calor insoportable; ahora estoy tironeado por todas partes. 

Los dejo. Un abrazo fuerte y nuevamente gracias por las oraciones y el recuerdo en Luján.



Esta oración la encontré en uno de mis paseos por la montaña junto a unos amigos.
El autor murió escalando una montaña en Perú mientras trabajaba para una misión.

GRACIAS MONTAÑA
Gracias montaña por haberme dado lecciones de vida,
porque cansándome aprendí a gozar del descanso,
porque sudando aprendí a apreciar
un sorbo de agua fresca,
porque cansado, me detuve
y pude admirar la maravilla de una flor,
la libertad de un pájaro en vuelo,
respirar el perfume de la simpleza,
porque sólo sumergido en tu silencio
me pude ver en el espejo
y, asustado, admití mi necesidad
de libertad y de amor,
porque sufriendo gusté la alegría de la cima
percibiendo que las cosas verdaderas,
las que llevan a la felicidad
se obtienen solo con fatiga,
y quien no sabe sufrir nunca podrá entender.
             
                              Battistino Bonali


La foto que sigue es del Templo donde fui ordenado hace 40 años















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