lunes, 9 de enero de 2012

“¿ES NECESARIA LA MISA PARA LOS CRISTIANOS?”


Queridas familias:
            Una de las preguntas que habría que hacernos es: ¿se puede ser cristianos sin la Eucaristía? Veamos un poco.
Ciertamente no la simple participación a la Misa nos hace cristianos, sino el ser discípulos, seguidores de Cristo; aquellos que buscan poner en práctica el Mensaje que El nos dejó. Pero no podemos reducir la vida solo a este aspecto ya que, como hemos dicho el mes pasado es necesario alimentar la vida cristiana y el alimento que Jesús nos dejó lo encontramos en la Misa: el alimento de su Palabra y el alimento de su Cuerpo y de su Sangre. La Misa celebra eficazmente el Misterio de la Salvación, la Muerte y la Resurrección (que es una nueva creación, una restauración, una vida nueva). Un acontecimiento éste de la Misa querido por Jesús para sus discípulos y no como una opción sino como un mandato: “Haced esto en memoria mía”. En palabras simples: podemos ser cristianos cuando Jesús nos acompaña por medio de este “medio” querido por El. Este Sacramento es fundamental para nuestra vida y sin él no hay mucha seguridad de estar en el camino querido por Jesús.

¿EN QUÉ IGLESIA CREEMOS? CREO LA IGLESIA UNA, SANTA, CATOLICA Y APOSTOLICA


Antes que nada digamos que el “creer” está íntimamente unido al creer “esperando” y “amando”. Dios comunica estas tres virtudes juntas, nunca separadas. Son las virtudes “teologales” (donas por Dios).
Creer la Iglesia es parte del “Credo”, de la fe Apostólica. Es parte de la fe cristiana, no un agregado. Es parte desde el comienzo de su existencia (por eso Apostólica).
La pregunta es: ¿Por qué hoy hay un rechazo generalizando de la Iglesia?

EL BAUTISMO (1)


El Bautismo, como los demás sacramentos, hay que ubicarlos en el mundo Sacramental de la Iglesia. Los Sacramentos son Signos queridos por Jesús para expresar humana y visiblemente su “estar siempre con nosotros”, y que por supuesto no agotan su presencia, ni la encierran.
            También hay que ubicarlo dentro de lo que llamamos “La Iniciación cristiana”. Es decir el proceso por el cual una persona se hace cristiana.
Esta Iniciación tiene tres momentos que expresan por un lado la intervención de Dios y por otro el proceso de maduración en la vida de fe, proceso que llamamos “catecumenado”. Estos momentos son: el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Al finalizar este proceso podemos decir que “somos cristianos”.
El Bautismo es la puerta de entrada a la vida cristiana. Es el comienzo y no el fin. No se es cristiano por el hecho de ser bautizado. Se es cristiano (como dijimos antes) al final del proceso catecumenal que incluye, además de la educación, la aceptación y vivencia de los otros dos dones de Dios: la Confirmación y la participación completa a la Eucaristía.
Es importante comprender que los Sacramentos:
1. suponen la fe
      2. expresan la fe
            3. alimentan la fe

En el caso del Bautismo, éste no supone la fe del bautizado (a menos que no sea adulto) porque no la tiene, la recibirá. De allí que queda en claro esta primera verdad: es un don gratuito de Dios, sin merito del que lo recibe. Es un regalo.
¿Cómo llega este regalo? Por la fe de la Iglesia que hace de mediadora. Es ella, expresada en los padres, padrinos y Comunidad cristiana, que se comporta como Madre y comunica algo que no es de ella pero que está contenida en ella: la vida divina o cristiana. El bautizando recibe este don de Dios porque hay una Iglesia (comunidad de cristianos) que  se ofrece para comunicar la vida nueva (vida nueva: la que se expresa con la vida de fe, de esperanza y de amor)
Como consecuencia de esto surge una grave responsabilidad de la misma Iglesia entendida como Madre (Iglesia que son también los padres y padrinos, etc.). Esa responsabilidad es la de custodiar, seguir, acompañar la vida de fe del neo-bautizado. No se puede generar a la vida y luego abandonar esa vida. Lo veremos en otra oportunidad.
            El Bautismo expresa la fe: por un lado la fe de la Iglesia (comunidad, padres, padrinos, familias). El rito es un acto de fe en el Amor gratuito de Dios que se hizo humano en la presencia de Jesús, su muerte y resurrección.
Y por otro lado, la fe donada por Dios y transmitida por la Iglesia es una realidad que ya existe visiblemente en el bautizado. De esto no hay que tener dudas. Podrá estar como una semilla muy escondida, pero está.
            El Bautismo alimenta la fe: en la misma semilla de la fe se contiene el alimento que es el mismo Cristo Jesús. También se alimenta la fe de la Iglesia por el acto de fe que realiza. Dios actúa por medio de ese acto para iluminar y fortalecer la vida cristiana.

Esperemos que estas reflexiones nos ayuden a descubrir el amor de Dios que se nos manifiesta por medio de ritos, encuentros, celebraciones, con el único fin de entrar en comunión con nosotros y ayudarnos a recuperar una vida digna y plena

PREPARANDO EL AÑO DE LA FE


El Papa convocó (“Porta Fide”) un Año de la fe que comenzará el 11 de octubre del corriente año, al cumplirse el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y terminará el 24 de Noviembre del 2013, solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.
El objetivo es poder adquirir una «exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para confesarla».
Es así que entonces nos preparamos considerando este gran momento que es el Bautismo que hemos recibido y que celebramos con los nuevos nacimientos. Él es la puerta de la vida cristiana. Estas reflexiones nos pueden ayudar al respecto; lo importante es interiorizarlas ya que Dios sigue actuando aún después de haber realizado el rito.