lunes, 1 de febrero de 2016

Queridas familias:

Queridas familias:
En periodo de vacaciones no podemos desterrar a Dios de nuestra vida: puede descansar el físico, pero no el espíritu. Si las vacaciones implican, culturalmente, un “alejarse de todo lo que normalmente hacemos”, esto no incluye la experiencia de la vida cristiana. El espíritu tiene otras reglas, vitales y esenciales (así como por estar en vacaciones no dejamos de comer o de dormir…). Muy por el contrario, puesto que en general en estos meses disponemos de más tiempo libre que en periodos de plena actividad, es importante focalizarnos en el espíritu para fortalecerlo: así lo enseñaba el Beato Pablo VI hace años.
En el mismo sentido, el propio programa litúrgico nos ayuda en la ejercitación y fortalecimiento espiritual:
- El día 2 de febrero es la Fiesta de la Presentación de Jesús al Templo: pocos días después del nacimiento de un niño o niña era costumbre en aquellos tiempos la concurrencia al Templo para que la criatura fuese presentada y ofrecida a Dios (Dios es el punto de referencia, ya que la vida procede de Él y a Él vuelve); conjuntamente, se realizaba la purificación de la madre. El reconocimiento de Jesús como el Mesías por parte de Simeón y Ana en el Templo es el acontecimiento que se rememora en la Fiesta de Presentación para los cristianos. Evento, por tanto, ligado tanto a la Navidad como a la Epifanía (manifestación). Por nuestra parte, a nosotros hoy, nos corresponde reafirmar nuestra fe en esa presencia y reconocer a Jesús como el centro de nuestra vida.
- Después de los días de Carnaval (8 y 9 de febrero), el día 10 con el miércoles de Cenizas comienza el Tiempo de Cuaresma o los cuarenta días de preparación hacia la Pascua, ¡la Fiesta más importante de los cristianos! El Miércoles de Cenizas nos recuerda en qué consiste la naturaleza humana para que tomemos conciencia de esto y nos proyecta a lo que Jesús hace con ella, al destinarla a la resurrección y la vida eterna, es decir, ¡la restaura, la salva de la corrupción!
- El día 11 es la Fiesta de la Virgen de Lourdes. ¿Por qué es importante para nosotros? Porque hace ya 47 años que se creó nuestra Parroquia como una célula más de la diócesis o Iglesia particular (en aquella época Lomas de Zamora) y nos vamos acercando al 50º aniversario. Tampoco podemos dejar pasar de largo este acontecimiento. Consagramos nuestra Comunidad a la Protección de María y la tomamos como ejemplo.
Como vemos, el programa litúrgico nos recuerda -a partir del ejemplo de Cristo- que somos “la familia de Dios” en un lugar y espacio preciso. Y que ese lugar y espacio es el ambiente donde todos estamos llamados a evangelizar. Un “evangelizar” que, en este Año de la Misericordia, consiste fundamentalmente en hacer presente la Misericordia de Dios con estas acciones corporales y espirituales, además de las propuestas que surgen de la Comunidad (mes por mes).

Dios, en su infinita Misericordia, sigue apostando y proponiendo ya que las tinieblas no pueden vencer a la Luz (Jn. 1,5). Y en esto nos implica a todos. Que Dios nos bendiga pues dice cosas buenas de sus hijos que toman en serio la vida que nos regaló su Hijo.



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