lunes, 2 de diciembre de 2013

ADVIENTO Y FAMILIA

El año que comenzamos es una buena oportunidad para profundizar el tema del MATRIMONIO Y LA FAMILIA, y  para tratar de “evangelizarlo” (considerándolo la buena noticia de que no todo está perdido y de que este sacramento se puede insertar en el proyecto de Dios, que nos realiza y diviniza). Para esta tarea contamos con el cuestionario del Vaticano y con el próximo Sínodo Extraordinario acerca del tema.

El tiempo de ADVIENTO es un tiempo de preparación: la de cada uno, la de la familia a la que pertenecemos y la de la Comunidad que hemos elegido para ser el ambiente en el que pueda nacer nuevamente Jesús.

Hablar de Matrimonio es hacer referencia a la unión de un hombre con una mujer según el designio de Dios en la creación, donde lo humano fue creado “muy bueno” y es llevado a su plenitud cuando viene asumido por Cristo como “sacramento”. La Palabra de Dios nos dice que esta unión humana se convierte en un “gran misterio (sacramento) y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia” (Efesios 5,32). El matrimonio es el signo visible del amor de Dios hacia la Iglesia.

Hay un gran entusiasmo e interés con relación al cuestionario que desde la Santa Sede se hace llegar a todos los católicos con relación a estos temas del Matrimonio y la Familia. Es evidente que este tema es importante y hay que encararlo en función de la situación de la cultura de hoy. Está de más decir que la familia es la célula de la sociedad y si la célula está enferma la sociedad está enferma. ¿Acaso no es ésta la situación actual?

Mirando la inmediata Navidad, según la Biblia, Jesús quiso nacer en el seno de un matrimonio, ser parte de una familia y vivir sujeto a ella. Y no se trata de un tema cultural de la época… Desde la familia Él “tenía que ocuparse de los asuntos de su Padre” (Lc.2, 49). En esa familia, “Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres” (Lc 2, 52).

Como dijimos, el matrimonio y la familia son “sacramento”; dentro de esta realidad humana está el verdadero significado: “Cristo y la Iglesia”. Por eso, si es necesario replantearnos el tema matrimonial y familiar visible, también tenemos que replantearnos el tema de nuestra vida comunitaria y su relación con Cristo desde una mirada de fe. Pues lo uno llevará a lo otro.

Para seguir reflexionando en profundidad este tema, nos puede ayudar mucho el artículo “La Iglesia santa”, una catequesis del Papa Francisco, que aparece en este boletín.


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