El Bautismo comienza con un
diálogo entre el celebrante, los padres y padrinos. ¿Qué piden a la Iglesia ?: el Bautismo,
responden. Y el celebrante dirigiéndose a los padres: ¿saben que contraen el
compromiso de educarlos en la fe para que vivan los que nos enseñó Jesús: amar
a Dios y al prójimo?
Y a los padrinos: ¿se comprometen en ayudar a los padres a vivir este
compromiso? Si responden sí se puede
continuar con el rito…
¿Qué expresa este diálogo?
Por un lado que los padres sepan de qué se trata el bautismo para poder
responder como corresponde.
Y por otro la responsabilidad que implica aceptar este don gratuito de
Dios: la responsabilidad de “educar cristianamente con la palabra y con el
ejemplo”
Escribimos en el boletín de diciembre: “EDUCAR: del latín
“e ducere”: Quiere
decir “conducir de adentro hacia afuera”. Por lo general la educación comienza
desde bebés. Y es una tarea fundamentalmente confiada a los padres. El ejemplo
para entender esta “actividad” fundamental para todo ser humano, es la del
agricultor.
La educación cristiana también comienza desde pequeños y se manifiesta
de esta manera: Dios es el sembrador y coloca la buena semilla de su vida
(criterios, principio, valores, actitudes) en el interior de cada uno
(generalmente lo hace en el Bautismo pero es sobre todo en la transmisión de la
verdadera fe, esperanza y caridad); pero es semilla. Los padres, maestros,
catequistas, etc. son los agricultores: lo que se preocupan de cuidar la
semilla, el campo, regar, sacar los yuyos, ser la “guía” para que le pequeña
semilla que brota no bambolee por la furia del viento, los que podan las
inclinaciones “naturales” con las que venimos a este mundo y no tienen nada que
ver con los que la semilla tendría que producir, más bien debilitan la pequeña
planta impidiendo su desarrollo y futura producción; la poda es dolorosa pero
necesaria para que la planta sea robusta y de buenos frutos”.
La educación es
aceptar que «por el bautismo
fuimos sepultados con él (Cristo) en la muerte, para que, lo mismo que Cristo
resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en una vida nueva» (Rm. 6, 4).
Esa vida nueva puede
vivirse y desarrollarse en la
Iglesia , el ambiente natural querido por Jesús para sus
seguidores o discípulos.
Por eso el Bautismo
es la puerta de entrada a la
Iglesia o Comunidad de los creyentes en Cristo.
Lo que hay que
cuidar es que en lugar de educar no caigamos en “instruir” pues de esta manera
en lugar de sacar lo que Dios colocó dentro del neo bautizado, le colocamos lo
que nosotros pensamos, creemos, o nos interesa (y muchas veces esto nada tiene
que ver con la verdadera fe cristiana)
El compromiso es algo serio pues en este caso es signo de alianza con
Dios que quiere donar su vida y para ello interpela a los papás. Normalmente es
sobre esta alianza que se puede comenzar a construir el edificio de la vida
cristiana en los pequeños.
También la pregunta a los padrinos implica un compromiso y una
responsabilidad y ésta es la de ayudar a los padres en la educación. ¡Todo lo
demás es secundario!
Hoy se ha cortado “la comunicación de la fe”; ya los padres no son los
“normales” comunicadores. De ahí la
importancia de la preparación para el bautismo, la importancia de parte de los
catequistas de transmitir lo esencial e importante; también la importancia que
tiene la apertura de los papás a replantearse lo que significa bautizar a sus
hijos sobre todo por lo que hay que construir después del rito bautismal.
¿Qué sería lo ideal? Que los papás tengan conciencia de la importancia
del bautismo y no esperen para asociarlo a otros acontecimientos como el 1º
cumpleaños; que ellos mismos traten de vivir lo que están llamados a
transmitir. Que los padrinos estén preparados para ayudar en la educación
cristiana. A partir de este ideal hay que bregar con lo que existe.
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