jueves, 2 de febrero de 2012

PREPARANDO EL AÑO DE LA FE EL BAUTISMO (2) .


El Bautismo comienza con un  diálogo entre el celebrante, los padres y padrinos. ¿Qué piden a la Iglesia?: el Bautismo, responden. Y el celebrante dirigiéndose a los padres: ¿saben que contraen el compromiso de educarlos en la fe para que vivan los que nos enseñó Jesús: amar a Dios y al prójimo?
Y a los padrinos: ¿se comprometen en ayudar a los padres a vivir este compromiso?  Si responden sí se puede continuar con el rito…
¿Qué expresa este diálogo?
Por un lado que los padres sepan de qué se trata el bautismo para poder responder como corresponde.
Y por otro la responsabilidad que implica aceptar este don gratuito de Dios: la responsabilidad de “educar cristianamente con la palabra y con el ejemplo”

Escribimos en el boletín de diciembre: “EDUCAR: del latín “e ducere”: Quiere decir “conducir de adentro hacia afuera”. Por lo general la educación comienza desde bebés. Y es una tarea fundamentalmente confiada a los padres. El ejemplo para entender esta “actividad” fundamental para todo ser humano, es la del agricultor.
La educación cristiana también comienza desde pequeños y se manifiesta de esta manera: Dios es el sembrador y coloca la buena semilla de su vida (criterios, principio, valores, actitudes) en el interior de cada uno (generalmente lo hace en el Bautismo pero es sobre todo en la transmisión de la verdadera fe, esperanza y caridad); pero es semilla. Los padres, maestros, catequistas, etc. son los agricultores: lo que se preocupan de cuidar la semilla, el campo, regar, sacar los yuyos, ser la “guía” para que le pequeña semilla que brota no bambolee por la furia del viento, los que podan las inclinaciones “naturales” con las que venimos a este mundo y no tienen nada que ver con los que la semilla tendría que producir, más bien debilitan la pequeña planta impidiendo su desarrollo y futura producción; la poda es dolorosa pero necesaria para que la planta sea robusta y de buenos frutos”.
La educación es aceptar que «por el bautismo fuimos sepultados con él (Cristo) en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva» (Rm. 6, 4).
Esa vida nueva puede vivirse y desarrollarse en la Iglesia, el ambiente natural querido por Jesús para sus seguidores o discípulos.
Por eso el Bautismo es la puerta de entrada a la Iglesia o Comunidad de los creyentes en Cristo.
Lo que hay que cuidar es que en lugar de educar no caigamos en “instruir” pues de esta manera en lugar de sacar lo que Dios colocó dentro del neo bautizado, le colocamos lo que nosotros pensamos, creemos, o nos interesa (y muchas veces esto nada tiene que ver con la verdadera fe cristiana)

El compromiso es algo serio pues en este caso es signo de alianza con Dios que quiere donar su vida y para ello interpela a los papás. Normalmente es sobre esta alianza que se puede comenzar a construir el edificio de la vida cristiana en los pequeños.
También la pregunta a los padrinos implica un compromiso y una responsabilidad y ésta es la de ayudar a los padres en la educación. ¡Todo lo demás es secundario!
Hoy se ha cortado “la comunicación de la fe”; ya los padres no son los “normales” comunicadores.  De ahí la importancia de la preparación para el bautismo, la importancia de parte de los catequistas de transmitir lo esencial e importante; también la importancia que tiene la apertura de los papás a replantearse lo que significa bautizar a sus hijos sobre todo por lo que hay que construir después del rito bautismal.
¿Qué sería lo ideal? Que los papás tengan conciencia de la importancia del bautismo y no esperen para asociarlo a otros acontecimientos como el 1º cumpleaños; que ellos mismos traten de vivir lo que están llamados a transmitir. Que los padrinos estén preparados para ayudar en la educación cristiana. A partir de este ideal hay que bregar con lo que existe.

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