En la primera carta de
Pablo a la Comunidad Cristiana de Corintios, el Apóstol pone en evidencia una
de las principales dificultades de la misma: las divisiones causadas por una
mirada simplemente humana. Esta realidad que presenta Pablo resulta
paradigmática para la comunidad universal: más de dos mil años después el mismo
problema persiste y es un mal destructivo en el cristianismo.
Por nuestra parte,
reflexionemos sobre qué podemos responder a las siguientes preguntas: ¿por
quién soy cristiano?, ¿a quién sigo como cristiano?, ¿quién es el punto de
referencia dentro de la Comunidad?, ¿qué mirada tengo hacia los miembros de la
Comunidad (desde el presbítero hasta el último de los hermanos en la fe)? Pues
a partir de un cuestionamiento personal podemos descubrir que, como dice el
apóstol Pablo, tenemos una fe muy humana y poco divina. Advirtiendo todo esto, el
apóstol nos interpela desde nuestra fe citando al Profeta Habacuc: “¡el justo
vivirá por la fe!” (Romanos 1, 17 y Habacuc 2, 4), y nos exhorta sabiamente con
estas palabras: “Hermanos, en el nombre
de Nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no
haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma
manera de pensar y de sentir”. Finalmente, para ejemplificar esta grave
situación dentro de la comunidad, el santo indica con nombres propios quiénes
resultan objeto de las discordias y divisiones: “Me refiero a que cada uno afirma: yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de
Cefas, yo de Cristo”. (Recordemos que estamos hablando de la Palabra de
Dios).
¿No sucede esto hoy?
Actuamos y decidimos a partir de simpatías y antipatías, de capacidades, de
juventud, de carismas y nos cuesta ver en el hermano, cualquiera sea, el rostro
de Jesús.
Cuando prestamos un
servicio: ¿a quién se lo prestamos?; cuando nos comprometemos: ¿con quién lo
hacemos?; cuando somos indiferentes: ¿hacia quién lo somos?
Como muchas veces nos
lo ha dicho Papa Francisco: “¡La
Comunidad no es una ONG, es el Cuerpo de Cristo!”(cfr.: 1Cor. 12,27)
Y es desde esta verdad
que tenemos que mirar.