jueves, 31 de enero de 2019


“LA COMUNIDAD CRISTIANA ES UNA COMUNIDAD HUMANA"


Hermanos:
El 11 de febrero 1969, hace 50 años, el Obispo Mons. Alejandro Schell firmaba el decreto por el cual se creaba la Parroquia San Jorge donde ya existía el Oratorio San Jorge. ¡Cumplimos 50 años! Es un Júbilo poder celebrar este acontecimiento; una alegría, por pertenecer a esta Comunidad Parroquial, que no será perfecta, pero, que en este territorio concreto, es la “Familia de Jesús”. Podemos decir -sin desmerecer la labor cristiana de años anteriores a este decreto- que Jesús se ha instalado, se ha encarnado en la historia humana de este, un barrio de Lanús, para acompañarnos y donarnos su Gracia, su fuerza, en el camino de la vida para alcanzar la meta del Reino…
… ¿Tenemos consciencia de esto? No creo que seamos plenamente conscientes al respecto. Porque este acontecimiento trascendental se reconoce sólo por la fe, con una mirada donada por Dios por medio del Bautismo. Por eso, la primera consideración que hay que hacer es que una Comunidad parroquial vive de la fe, es educada en la fe y crece en la fe. Pero, ¿de qué hablamos al decir esto? pues nadie duda de que todos tenemos algún tipo de fe. No obstante, hablo de la “fe cristiana”, donde Cristo tiene la primacía y es la motivación de nuestra vida. Fe cristiana que es vida cristiana y, en tanto vida, que tiene que crecer ayudada por la Palabra de Jesús, por los Sacramentos (los dones que expresan su presencia y nuestra adhesión) y que se desarrolla (porque somos seres sociales) compartiéndola con el resto de la familia, abriéndonos para permitir que otros también participen de esta presencia y Gracia. Y para que crezca esta fe, Jesús nos dona una persona, el presbítero-párroco, para que sea el educador en ella. Esta es la misión y el servicio (ministerio) del sacerdote, que se hace, como dijimos, fundándose en la Palabra y fortaleciéndose con los Sacramentos. Todo párroco tiene esta misión y en esto no puede claudicar pues, de ser así, estaría traicionando a quien lo envió a la Comunidad: Jesucristo.
Si bien el terreno fue cultivado por los sacerdotes salesianos durante muchos años, con el P. Juan Carlos Tondato comenzó una etapa nueva en este territorio. El P. Juan Carlos asumió el rol de educador no sólo desde el altar, sino también trabajando y construyendo para dar a la nueva familia cristiana un Templo, santa envidia de muchos, y los ambientes necesarios para que la familia pudiese desarrollarse. ¡Gracias P. Juan Carlos!

Que la Virgen de Lourdes, que la Providencia puso en nuestro camino al comenzar esta etapa importante, nos proteja, nos acompañe y nos conduzca a seguir siempre, como discípulos, a Jesús, el único Salvador y Dios hecho hombre.